Este es un extraño caso en donde al parecer un objeto tan preciado como lo es un juguete para un niño puede llegar a manifestar cierta actividad paranormal a tal punto que se debe conservar en un lugar sagrado a causa de su misterio sin respuesta.
La muñeca Okiko pertenecía a una niña de dos años llamada Okiku, quien murió de un resfriado, y como en esa época (1918) era tradición en las familias japonesas orar y colocar el juguete más preciado de los niños en un altar, la familia nunca imagino que esto traería como resultado un crecimiento desmesurado del cabello de la muñeca.
Hasta el día de hoy no se sabe realmente que es lo que causa dicho crecimiento, pero se cree que es porque la niña Okiko esta atrapada en su propia muñeca.